Hannibal Lecter

Tiene una personalidad bastante compleja. Se podría decir que Hannibal Lecter es un "psicópata" meticuloso y organizado, puede que demasiado, siempre mide hasta el más mínimo detalle, aunque en algunas ocasiones se le caracteriza por su impulsividad, lo que significa que las acciones agresivas son rápidas, inmediatas, sobre la marcha, realizadas con la inmediatez y la urgencia de algo que pide paso y que se abre en el comportamiento como una casi necesidad imperiosa.

La agresividad se refleja con diversos matices, que va desde la fina mordacidad de la palabra venenosa y ofensiva, pasando por la capacidad para provocar un incendio apasionado con sus palabras asaltantes y provocadoras. Es patente la ausencia de sentimientos de culpa: falta de remordimientos, indiferencia ante el daño causado e incluso su justificación con argumentos curiosos e incluso florentinos, mafiosos y kafkianos, ya que sus criterios éticos siguen unos derroteros muy particulares que en nada coinciden con los que tiene la gran mayoría.

No ama, pero sí odia. Lo que puede ser es que vea a algunas personas como unas posibles víctimas que le gustaría someter, controlar y angustiar de forma sutil e indirecta. Si puede despreciar, eso si, pues se siente superior, más inteligente y eficaz que sus víctimas. Tiene una imposibilidad morbosa de sentir culpa, y ello hace que también se siente superior a los demás a quienes ve como estúpidos y que por lo tanto desprecia.

A pesar de todo lo dicho, posee una gran inteligencia, aunque esto hay que matizarlo, pues hay que distinguir muchas estirpes y formas de inteligencia, las cuales no suelen ser coincidentes unas con otras. Nunca le gusta hablar de él, es bastante reservado y serio, pero aún así siempre se mostrará curioso ante la vida y los intereses de los demás. Jamás se mostrará irrespetuoso con nadie, siempre educado y fino, hablará con cualquiera persona de usted.

No causa problemas, pero si algo le molesta de verdad no puede evitar armar jaleo (dependiendo de quién le moleste, es capaz de pensar un plan para asesinar a esa persona, aunque muchas veces no lo lleva a cabo) Muestra una actitud pensativa, por lo que sabe cómo tiene que comportarse dependiendo del sitio en el que se encuentre. Su personalidad es en realidad una amalgama compuesta de dos facetas que habitualmente él manifiesta de manera alternada, según la situación: Por un lado (el que más frecuentemente muestra en público) es un hombre culto, refinado, de modales exquisitos y buen comportamiento. El alter-ego de ese aspecto suyo (que se permite manifestar en instancias más privadas) es un comportamiento cínico, manipulador y con cierta tendencia a castigar con una severidad variable lo que él estima como «malos modos»

Hannibal nació en la tardía Inglaterra del siglo XVIII, aunque nunca se supo con exactitud dónde ya que su madre no dio a luz en un hospital. Era hijo de un importante conde de la época que tuvo un desliz con la madre de Hannibal.  Su madre murió en el parto y el recién nacido se crió con su padre, su primogénito y su esposa en la mansión que tenían en el hermoso Distrito de los Lagos, al norte del país. A pesar de proceder de una familia adinerada, la estirpe de los Lecter siempre fue cuestionada, ya que se rumoreaba entre los pueblerinos del condado que todas las generaciones formaban parte de una secta en la que se dedicaban a investigar todo lo relacionado con el ocultismo y lo paranormal.

Así pues, el niño fue educado con severidad. Desde pequeño le apasionó el mundo del arte y la música. A pesar de su estricta formación siempre fue un niño caprichoso, pero con muy buenos modales. Por otra parte, nunca se llevó bien con su madre adoptiva. A partir de los diez años, estos dos empezaron a discutir con frecuencia porque Hannibal siempre se mostraba rebelde con ella, ya que no tenía ningún interés por participar en la secta de la familia. Un día, la mujer entró en tal cólera que agredió al muchacho y le confesó que era un hijo bastardo. Que jamás heredaría una libra de la herencia familiar. Descubrir la verdad le produjo un pequeño trauma y rechazo por los otros miembros de la familia. Hannibal empezó a cambiar de una forma drástica, pero manteniendo sus finos modales. El joven Lecter siempre fue un muchacho feliz y alegre hasta que, tras ese incidente, empezó a cambiar. Empezó a apagarse y se convirtió en una persona muy pesimista y cerrada, dejando de lado los estudios y torturando verbalmente a sus familiares.

El padre, preocupado por el futuro de Hannibal, decidió mandarle a un internado situado en la frontera con Escocia, donde pasó una estancia muy dura. No se tienen datos exactos sobre cómo fue su vida en ese internado, pero ahí Hannibal adoptó una personalidad completamente diferente, apropiándose así de unas extrañas practicas canibalísticas que, aunque se alejaran de las de su peculiar familia sectaria, tampoco terminaban de encajar con el resto de individuos. Por esta razón fue expulsado al cabo de cinco años con la intención de ingresar en un hospital psiquiátrico. Sin embargo, el zagal tenía otros planes más suculentos: regresar al hogar familiar para acabar con la vida de su madre adoptiva y devorarla.

Sin embargo, la sorpresa en Hannibal fue grande cuando descubrió en la mansión los cuerpos sin vida de su padre y madrastra asesinados por lo que parecían ser unos vampiros. Fue en ese momento en el que entendió que todo lo que su familia hacía por su secta, sus costumbres, sus investigaciones, especulaciones, ritos, etc… era real. La familia Lecter, a pesar de ser unos meros humanos bien acomodados en su sociedad creían firmemente en otros seres más poderosos y extraordinarios que ellos mismos: en criaturas mitológicas y seres de la noche, en fantasmas y fuerzas sobrenaturales. De esta manera, tras reconciliarse consigo mismo y sus costumbres familiares, decide ir en busca de su hermano mayor tras no haber encontrado su cuerpo entre las víctimas. Sin embargo, Hannibal tardó cinco años en encontrarle. Cinco años en los que tampoco se despojó en ningún momento de su faceta caníbal y que aprovechó a su vez para formarse en psicología.

Así pues, halló finalmente a su hermano, o lo que él creía que era su hermano, ya que éste se había convertido en vampiro. Después de la extraña y agridulce reunión familiar, su hermano descubrió que Hannibal tampoco era el mismo de antes, que al igual que él se había convertido en un monstruo, por lo que le ofrece la posibilidad de transformarse también es un ser inmortal. Hannibal, entre regañadientes, se vio tentado a aceptar, pero le dejó bien claro que él jamás sería como él, que él jamás dejaría de lado la posibilidad de relacionarse con otros humanos ya que, como psicólogo y caníbal que era, le fascinaba la mente y cuerpo humano. Su familiar le dejó también claro los cambios que conllevaría ser un hijo de la noche, pues su interés por la carne humana carecería de sentido tras convertirse en vampiro. Tras una fuerte confrontación entre ambos, y desobedeciendo la voluntad final de Hannibal, su hermano le transformó en vampiro.

Después de aquello, ambos hermanos estuvieron un siglo sin hablarse, sin tener ningún tipo de contacto. Hannibal aprovechó bien las oportunidades que su nueva vida inmortal le ofreció (incluso se animó a estudiar medicina y formar una pequeña cadena de clínicas privadas), y existió con tranquilidad entre humanos y vampiros por igual. Eso sí, a pesar de todas las advertencias por parte de su hermano mayor, el joven Lecter jamás se quitó el título de caníbal, y aunque la carne humana no le complaciera como antes, le gusta mucho jugar con ella de la manera más ambigua posible. Actualmente se encuentra ejerciendo de psiquiatra en el reformatorio Watari en Japón donde, para su desgracia, se ha reencontrado son su querido hermano…

De complexión delgada, pero fibrado y esbelto. Mide 180cm, tiene los ojos de color carmesí y la tez pálida. Solía tener el cabello largo y albino, pero se lo cortó al llegar a los 200 años (a pesar de tener mucho pelo no lo tiene muy corto, pero tampoco tan largo, se podría decir que le llega hasta el final del cuello, con bastante volumen) y, en muchas ocasiones, el flequillo le cubre el ojo izquierdo. Suele mostrar un rostro de aparente indiferencia despreocupada, pero en muchas ocasiones refleja atrevimiento y simpatía, incluso malicia a pesar de su extraña personalidad. Viste con ropa muy formal y tradicional para el trabajo (trajes, chalecos, corbata, etc…), pero en realidad le encanta vestir con atuendos clásicos de su época (toda las prendas que usa suelen ser de color negro, blanco y morado)