Konstanze Vornica

Muchas personas tienden a molestarse y encabritarse después de su primer encuentro con Vornica, pues la ilusión que da de una pequeña chica pelirroja, flacucha y vulnerable, se rompe en el momento que las miradas se cruzan con esos ojos rojos cargados de indiferencia.
Taciturna a primera vista. Los demás dan por sentado que todo lo que sucede a su alrededor le da exactamente igual, tachando su silencio por alguna especie de apatía o algo parecido. No obstante, si alguien toca alguna fibra lo suficientemente sensible, explota como si estuviera cargada de dinamita. Detesta este rasgo suyo, por lo que procura mantener su agresividad e impulsividad al margen, adormecidas, pero cuando se enfada de verdad, apenas y puede contenerse. No tiende a caer en provocaciones verbales o alguna intimidación, pero si le pegas un golpe ella te devolverá dos.
Demostró una gran inteligencia e ingenio desde que era una niña pequeña, curiosa, observadora, trabajadora; pero todo por su cuenta, a su aire. Independiente y autosuficiente.
No le tiene miedo a la soledad; de hecho la disfruta y busca momentos durante el día para andar en su propia compañía. De igual manera tolera el silencio, mucho más de lo que otros lo harían.
Su vida privada es su bien más preciado. si alguien cruza la línea de lo cordial y lo políticamente correcto con ella, actuará de manera borde, soez, poco amable. No se fía de nadie y es bastante escéptica cuando se le confronta. Está harta de ser pisoteada y comienza a defenderse de cualquiera que se le eche encima; en ocasiones pareciera incluso que desea que alguien le ponga una mano encima. Necesita un motivo.
Leal hasta la médula, nunca traicionará aquella persona que se ha ganado su confianza y cariño. Testaruda, en muchas ocasiones no atiende razones; simplemente actúa a como mejor le parezca, lo que en más de una ocasión le ha traído muchos problemas. Intolerante con cierto tipo de personas y situaciones, se agobia fácilmente y tiende a irse. Orgullosa, en ocasiones Altanera... no porque piense que no comete error alguno, de hecho ella reconoce que se equivoca mucho. Ella es su mayor crítica aunque en ocasiones quiera salirse con la suya. Como cualquiera.
Anteriormente rehuía los problemas, pero de un tiempo para acá, parece que los busca.
Detesta a las personas demasiado dulces, de esas cuya amabilidad resulta excesiva, empalagosa, pues le parecen completamente falsas. Junto a éstas, se encuentran aquellas personas que buscan agradar a todo mundo, a los pelotas y abusones. Le frustran las personas cobardes, que no tienen las pelotas para defenderse. Las considera personas vacías, basura... las esquiva. También desprecia a los ineptos, o aquellos que solo hablan por hablar sin saber lo que dicen. Le frustran mucho. Ya podrán ver que es... algo intolerante.
Se agobia con facilidad; si alguien intenta manipularle o sonsacarle de alguna manera se agobia. Y si se agobia, desaparece. Y ya está. No hay más que hablar.
Tiene la asombrosa particularidad del aislamiento, y no es difícil que si le molestas llegué un punto donde básicamente estés hablando con la pared.

Konstanze Vornica nació en uno de los barrios menos favorecidos de una pequeña ciudad de Hungría. Sus padres no tenían mucho dinero, pero sí tenían mucho cariño que darles a sus hijos; Konstanze esa la menor, la tercera de tres, y antes que ella vinieron Ferenc y Boris que no podían ser más distintos el uno del otro. Desde muy pequeño, Boris había sido un jovencito rebelde, mientras que el primogénito de la familia era un chico obediente y recto; Konstanze era una niña que podía ir de un sitio al otro, fluctuaba con facilidad entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad.

No obstante, Boris hacía amistad con personas de... mala calaña. Entre ellos estaba Dagobert, quien prontamente tomaría ventaja de la pequeña Konstanze  su ingenuidad. Más pronto que tarde, ella ni siquiera se dio cuenta en qué momento, terminó por enredarse en una telaraña de chantajes y amenazas después que la ponzoña de Dagobert entrara en sus venas, tras tomar ventaja de su pequeña estatura y hábiles manos. Robaba y hurtaba, cada vez con mayor rapidez y facilidad. Le asustaba la forma en que lo hacía, pero si no quería terminar enredada en más problemas, y si no quería que su hermano mayor se viera afectado, seguiría con ese sinfín de favores, esperando que en algún momento todo eso acabara por fin.
La suerte no parecía llegar, pues a sus 12 años sucedió algo terrible; la muerte de su padre. Fue asesinado una noche, saliendo del taller donde él laboraba... nunca atraparon al asesino, aunque se presume que fue un asalto.

La madre de Konstanze perdió su trabajo a causa de la tristeza. Ferenc dejó la escuela y se puso a trabajar para solventar los gastos, Boris también quiso colaborar, pero él no lo hacía de la manera más recta que pudiera.

Cuando Konstanze cumple los 15 años, su madre da a luz a otra niña y se vuelve a casar... con el padre de Dagobert. Ésto fue un golpe mucho más duro que la muerte de su padre, o al menos así lo sintió ella. A su madre no le habla desde entonces, y a pesar de todo, cuida a la pequeña niña tanto como puede. La consiente tanto como sus hermanos mayores hicieron con ella.

Se mudan a Japón después de que cumpliera sus 17 años, a causa del trabajo el señor Hoffmann y a los pocos meses de que se establecieran Konstanze vuelve a robar... Esta vez por su propia iniciativa, o eso se dice cada tanto. Se vio envuelta en una serie de altercados y robos, finalmente es atrapada, enjuiciada y puesta en el Watari.

Su apariencia física le confiere cierta inocencia y vulnerabilidad. No es extraño que con esa imagen, más de uno se vea atraído a ella como las moscas buscan la miel. Su figura recuerda los cuentos infantiles, donde pequeñas criaturas corren entre los troncos de los árboles, curiosas y vivarachas; Konstanze no es demasiado alta y sus hombros son lo suficientemente estrechos para recordar la pequeña estructura de los pájaros chiquitos. De complexión delgada, pero no por eso enclenque; se le da bien correr, probablemente por las innumerables ocasiones en las que ha tenido que escapar a lo largo de su vida, lo que ha labrado una buena condición física que le ha permitido sobrevivir a todos los altibajos de antaño.

Dentro de sus características físicas más destacables se encuentra, claramente, su cabello; al correr, los mechones de cabello flotan con suavidad, pareciendo casi una pequeña llamarada que corretea por ahí a sus anchas. De ojos grandes y color carmín... si no encuentras alguna chispa en ellos, probablemente seas uno más del montón o no has intentado lo suficiente; los ojos de Konstanze se ven malditos por la indiferencia, pero si hay algo que mueva alguna de sus hebras o nervios y desatas algo, pueden volverse tan pasionales y feroces como el fuego mismo; aunque cuidado... igual que las llamaradas pueden quemar.

De rostro redondeado y tez clara; bañada por el sol, suave y tersa al tacto. En ocasiones, aparece un suave sonrojo sobre sus mejillas, su juventud en flor.

Camina con pasos lentos adoptando un postura desgarbada al caminar, desganada.

Hasta el momento, nadie en el reformatorio ha escuchado su voz, por lo que no se sabe cómo es esta... Algunos sospechan que ni siquiera tiene la facultad del habla o algo parecido. Ni un susurro ha pronunciado.

Gustos:
-La música le apasiona. Anteriormente se ponía los cascos en las orejas y se olvidaba de todo lo malo que podía haber en su vida al punto en que también se ponía a bailar; una pasión desencadenó a la otra.
-Los videojuegos y los juegos de mesa. Los acertijos y juegos de estrategia llaman mucho su atención.
-Adora la lluvia, por lo que si tiene oportunidad caminará por los jardines descalza incluso si se cae el cielo a pedazos. El sonido de la lluvia, el olor a la tierra mojada y la sensación del césped húmedo bajo sus pies le relaja... es de las pocas cosas que le relaja y un breve momento con el cual se puede dejar ir.
-Al ser muy curiosa, siempre está por ahí viendo documentales... no es mucho de leer, pero aprende bastante mediante la vista y escucha. Lo que sí podría leer por horas es acerca de la historia del arte y la arquitectura.
-Siente una extraña y placentera sensación al demostrar que tiene la razón o salir victoriosa de alguna disputa.


Disgustos:
-No soporta que le toquen el cabello... Nadie, nunca. Está corto porque ella se lo recorta cuando siente que ha crecido lo suficiente. Le eriza la piel y pone de muy mal humor que alguien se sienta con la confianza de hacer eso. Tampoco le apetece mucho el contacto físico.
-Detesta al 90% de las personas, pero las que hablan a gritos se ganan un espacio en el infierno para ella. Tampoco tolera los lugares llenos de gente, ni muy ruidosos. Hacen que le duela la cabeza.
-No le gustan mucho las sorpresas.
-Las agujas y jeringas. Le dan escalofríos, aunque si tiene que inyectarse o algo, procura no mirar y tener alcohol a un lado. Si ve su sangre en algún tubo se desmaya... no es el hecho de ver su sangre... es ver su sangre entubada. Aún no entiende la razón.
-Que la desvirtúen por su apariencia física. Detesta que la gente la trate como a una cría o quieran tomar ventaja de ella por su aparente vulnerabilidad.
-Detesta la superficialidad y a la gente vacía.

Manías:
-Tiene la manía de sacar la lengua al momento de concentrarse, es una costumbre que lleva desde que es una niña pequeña.
-Tiene la manía de tamborilear los dedos sobre alguna superficie, o marcar el ritmo de la melodía que tiene sonando en la cabeza de alguna manera.
-En ocasiones, cuando está muy enojada o siente la necesidad de controlar sus impulsos, suele apretar los puños con fuerza, clavando las uñas sobre la palma de la mano para mantenerse en silencio y controlarse. Más de una vez se ha sacado sangre. No solo hace esto, también puede morderse el labio inferior o el interior de las mejillas al para contenerse, llegando incluso a hacerse sangrar por la fuerza que imprime.
-Suele llevar las manos metidas en los bolsillos.
-Realmente parece que nunca está relajada.

Otros datos:
-Llegó con una pequeña placa de metal al cuello con los datos de su padre, sin embargo se la confiscaron con su llegada a la institución. Aún está molesta por ello.
-Fuma como chimenea, pero ahora en el reformatorio... quien sabe si se lo permitan.
-Es bastante moralista, y la dualidad en su interior le atormenta.
-No tiene conocimiento en artes marciales como tal, pero descubrió que en la calle, todo se vale. Por ello, se le considera como una buena peleadora; pero es mejor a la hora de correr y escapar... digamos que tiene experiencia.
-Sufre de migrañas desde ya hace unos cuantos años.

Pertenencias:
-Una pitillera de metal con el nombre de su padre grabada al reverso. Se la regaló junto a sus hermanos cuando él estaba con vida. Es de sus pertenencias más preciadas y ahora está vacía.
-Sus cascos para escuchar música.

Tiempo de Permanencia: Tres años y seis meses.

Estancia en el reformatorio: Una semana.